Categoría: Relatos de los talleres

Taller de Mantenimiento y Cuidados

En mayo fue el turno del taller mantenimiento y cuidados. La parte teórica tuvo lugar un jueves por la tarde en el huerto del Retiro, la parte práctica un sábado por la mañana en el huerto urbano comunitario de Alameda de Osuna.

Luciano Labajos, jardinero y educador ambiental del Retiro, nos sorprendió en la primera parte de este itinerario para mimar a los huertos durante todo el año.

«¡Cuidado con Luciano», podría haber sido el nombre del taller.

«Voy a pasar del powerpoint», ese fue su grito de rebeldía que impregnó a los talleristas, sólo así se explica que entra las tareas de mantenimiento de un huerto surgiesen «los cuidados personales del grupo».

Nos dividió en grupos de 5 personas y nos invitó a enumerar las que pensábamos eran las tareas de mantenimiento y cuidados más importantes.

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De las tareas que se enumeraron en el taller, nos quedamos con una clasificación muy Ciudad-Huerto que salió de un grupo de trabajo (hay que contar toda la verdad, metimos un infiltrado del colectivo en él).

En vez de dividir las tareas por estaciones del año, este grupo lo hizo por categorías, en las que se mezclaban mantenimientos y cuidados hortícolas con sus mantenimientos y cuidados personales.

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Tres fueron las categorías detectadas:

– Enriquecimiento: Aquí cabían tareas como la asamblea o abonar

– Cuidados: Desde acolchar a abrir o cerra el huerto

– Reparación: Desde reparar bancales a los cuidados personales

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Y ahí lo dejamos. ¡Cuidado con Luciano en su próximo taller hortícola!

Relato Píldora «Silvestres Comestibles»

Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

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Apasionante y pormenorizada introducción de Luciano, educador-druida del CIEA Retiro, al amplio (unas 500 en la Península) y proceloso mundo de las hierbas silvestres comestibles, transitando por imágenes y nombres vernáculos que hacían, con su recio sabor, las delicias de nuestros mayores-ancestros-antepasados y pueden seguir haciéndolo en los paladares de los urbanitas, pues además la mayoría son susceptibles de cultivarse sin apenas esfuerzos ni especiales requerimientos: pamplinas, collejas, mastuerzos, ortigas, mostazas, malvas, bledos, acederas, cerrajas, berros, borrajas, verdolagas… pueden alegrar y enriquecer -más aún- nuestros ya de por sí biodiversos huertos urbanos.

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Algunas pautas muy claras que compartió el gran druida:

– No llevarnos a la boca nada que no sepamos a ciencia cierta cómo se llama (¡toma claro!).

– Para ello, sirven tanto libros como «Alimentos silvestres de Madrid» de J. Tardío, H. Pascual y R. Morales, como la asesoría de personas con tradición y experiencia recolectora, como Ara, del Valle del Tiétar, que acudió a la sesión y mostró-compartió un buen manojo de hierbas recién recogidas.

– Como norma, es mejor comer las hojas o brotes jóvenes, que las hojas grandes o viejas, que suelen acumular sustancias indeseables como oxalatos y metales pesados.

– Aunque los nombres vulgares, comunes o vernáculos están llenos de sentido y raíces (Colleja, por ejemplo), lo suyo es ir familiarizándose y manejarse con los nombre científicos o «latinajos» (Silene vulgaris, siguiendo con el ejemplo).

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Al final, después de salir al Huerto Retiro y reconocer in situ muchas de ellas, se oyó a algunos orates corear el chascarrillo verbenero «Lo llaman mala hierba y no lo es, lo llaman mala hierba y no lo es, oé, oé, oé (bis), lo llaman mala hierba y no lo es». En fin, no era por nada de lo ingerido, pues se probaron muchas; estos de Ciudad-Huerto es que son así.

Presentación Silvestres Comestibles

LA CRÓNICA DEL TALLER DE INSECTOS POLINIZADORES

Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

Zzzzzz, Zzzzzzzeeee, Zzzzzzeeeebaaaaa, Zeeba.

Zeeba, nombre de Diosa. Nuestra diosa polinizadora de Ciudad Huerto.

Así nos introducía en el mundo de los insectos en su propuesta de borrador del taller de polinizadores en los huertos urbanos que nos pasó hace un mes:

«Imagínate de rodillas sacando hierbas del suelo en un día de huerto como cualquier otro, mirar hacia arriba y ver como las brassicas y los romeros se elevan por encima como árboles. ¿Has pensado alguna vez cómo sería nuestro huerto si tuviéramos el tamaño de una hormiga? ¿Si fuéramos mariposas, gusanillos, una mariquita o una oruga?

Tal vez los arbustos parecerían como un bosque de rascacielos. Los plantones de acelgas serían como la jungla (mientras que), las piedras que utilizamos para marcar zonas serían como una sierra de montañas y los caminos entre los bancales como el desierto del Sahara».

¿Engancha verdad? Pues así fueron los dos talleres que Zeeba impartió para Ciudad Huerto. Adictivos.

El primero fue en el Huerto del Retiro. Aprovechando el buen tiempo nos sentamos en los bancos de madera, frente a uno de los hoteles de insectos del huerto.

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Su acento inglés me transportó a otros paisajes : «Yo tenía una granja en África…»

El zumbido de una abeja de la miel me despertó del ensimismamiento. El vuelo de un abejorro carpintero me ubicó en el espacio. Me vi rodeado de talleristas ávidos por encontrar las moscas polinizadoras, las avispas papeleras, el abejorro bombus, ….

Yo me comporté como una abeja solitaria. Me dirigí a las borrajas y las brassicas, imanes de polinizadores, para bañarme en sus néctares.

Tras el homenaje me escapé hacia el huerto de Esta es una plaza. Estuve dos días volando entre los romeros de sus bancales hasta que fui capturada el sábado 9 de abril por uno de los talleristas.

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Le guardo un enorme rencor, pues no me dio tiempo a aparearme. Aún así, pido como último deseo que le sea concedido un badge por la pericia que mostró al capturarme con una bolsa de plástico.

Dejo aquí las imágenes de mis alegres días como abeja solitaria en el Retiro y Esta es una plaza.

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Taller de riego

Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

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En un huerto urbano comunitario de Madrid se acaba de instalar todo el sistema de riego. Lo ha puesto una sola persona, la señora Juliana, en un tiempo record: un total de 10 minutos para una extensión de 800 m2 cultivables, más de 2.000 metros lineales de tuberías, infinidad de empalmes, tres rollos de teflón y un programador made in Taiwan. El secreto: La señora Juliana fue al taller de riego impartido en el Centro de Educación Ambiental del Retiro por los maestros Talma Alba y Luciano Labajos.

El equipo de Ciudad-Huerto ha tenido la oportunidad de charlar con la señora Juliana, para intercambiar impresiones sobre el desarrollo del taller.

– Buenos días señora Juliana. Vemos que ha instalado usted sola el riego del huerto sin ayuda de nadie ¿Tan provechoso le fue el taller?

– Pues, mire usted hijo, si le tengo que decir la verdad me pareció mu apañado el curso. Yo no tenía ni idea de esto cuando me fui para allá… Nos enseñaron a hacer un cálculo de las necesidades de riego y de materiales para nuestro terruño… Pero si quiere que le diga la verdad me faltó algua cosa en el tema de los cálculos. Y se lo digo yo que tengo 87 años para cumplir 88. La chica aquella… ¿cómo se llamaba?

– Talma

– Eso, Salma… Pues la Selma se veía que sabía mucho, y nos hizo calcular la presión del agua, el caudal inicial, el caudal del tubo, el caudal del Mar Caspio en años lluviosos, el Canal de Isabel II, el índice de variación de la velocidad del agua por el movimiento de traslación de la Tierra… Todo eso muy bien… Pero se dejó de lado cosas tan importantes para el cálculo del agua como el índice del efecto inverso de la conductividad del agua cuando va cargada de iones negativos o el variante de la pérdida de presión provocada por las auroras boreales en los años bisiestos. Y sin estas dos variantes el caudal resultante para cada hidrozona puede variar entre 0,005 y 0,00006 mm3 de agua por metro cuadrado en cada bancal…

– ¿Y es para tanto?

– Claro que sí hijo, ahí está la diferencia entre tener un sistema de riego muy-bien o tenerlo como el mío. Pero tengo que decir que muy maja la chica ésta, Telma, o como se llame. Me gustó mucho saber que hay que ahorrar agua, porque fíjese usted la cantidad de agua que gastan los murcianos con el trasvase del Tajo-Segura y lo que se podría no gastar… Si mi Mariano levantara la cabeza, que habría hecho 93 años para Los Santos… El pobre mío que sólo se lavaba los jueves que caían en días pares para ahorrar…

– ¿Y qué destacaría del curso?

– Muy bien todo. Muy maja la Alma y el Luciano… uy, el Luciano. Qué hombretón, qué prestancia, qué pico, qué planta más buena… y qué saber más sabio. La cantidad de cacharros y cachivaches que nos enseñó: que si es descompresor nuclear para altas presiones, que si el desobturador a pilas para riegos provechosos, que si la tubería autocompensada para cultivos descompensados… ¡un genio, un pro-hombre de la horticultura!

– ¿Y la clase práctica, cómo la valoraría?

– Mu bien todo, ya se lo he dicho. Mu majos los compañeros de clase. Agachándose para poner un cacho tubo, para cortarlo aquí y empalmar allá… mu, pero que mu entretenío. Tanto, que me voy todos los días al Retiro y les monto un riego todos los días. Los chicos de allí ya me han dicho que están hasta las narices de mí. Pero yo les digo que no se enfaden, que es que estoy mal del riego y creo que esto me puede ayudar.

– ¿Alguna cosa más a destacar?

– Sí hijo. Que es usted mu majo también y que tengo todavía una hija por casar. Mire a ver si viene más a menudo y se la presento, que es mu apañá, como su madre, y que igual le pone un riego por goteo que le hace unos garbanzos con callos que están para relamerese.

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I FESTIVAL DE CORTOS HUERTA-CIUDAD: EL HUMUS FILM FESTIVAL

Relatos de los talleres, (última modif. ) Por Ciudad Huerto

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Desde hoy ya podéis participar en el Humus Film Festival, el primer Festival de Cortos sobre la temática Huerta y Ciudad que con la colaboración de la Rehdmad y el apoyo de La Casa Encendida, se celebrará en Madrid, el 15 de abril.

En los últimos años han brotado en las ciudades otras nuevas zonas verdes desde donde impulsar cambios en nuestras urbes: Los huertos .

Estos espacios se han convertido en laboratorios urbanos, pero sobre todo, en lugares donde los ciudadanos desarrollan todo su potencial creativo.

Un festival de cortos para mostrar agrohistorias se nos antojaba una forma lúdica y atractiva para descubrir la creatividad que está enraizando en los huertos de nuestras ciudades.

El festival pretende dar cabida a todas las miradas que quieran acercarse a mostrar la agricultura urbana tanto desde una perspectiva amateur como más profesional; desde visiones más surrealistas o poéticas, a escenarios más cómicos o de realismo..

Tendréis un tiempo máximo de 3 minutos y medio para contar vuestras historias ( participéis o no en huertos ), que podréis encuadrar dentro de estas tres categorías:

– Fantástica: Es la categoría para vuestras historias de ciencia-ficción, de terror, de animación, futuristas. El espacio para contar cosas que vosotros no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión… o no.

– Corto de Autor: Esta es vuestra categoría, filmakers. Aquí recogeremos los cortos con miradas más personales que hablen de la relación huerta-ciudad: El proceso de nacimiento de un huerto; las miradas más poéticas sobre estos entornos; las más surrealistas, las más sociales…

– Comedia: Aquí caben todos los cortos que tengan la risa, la ironía, el humor como protagonismo. No os vamos a pedir ser Woody Allen, pero tampoco os pongáis en plan Chiquito.

Las bases del concurso junto con la ficha de inscripción podéis descargarlas en estos links:

Bases festival cortos

Ficha inscripción

El festival admite cortos no inéditos ( ya grabados, incluso que se hayan presentado a otros festivales), siempre y cuando encajen en la temática y se ajusten a la duración marcada en las bases del concurso.

Si alguna de las personas que hayan acudido a cualquier taller de Ciudad-Huerto manda un corto al Festival y nos lo comunica vía email, recibirá automáticamente el badge del taller Culturizarte.

Esta unidad tendrá lugar en mayo. Aprovecharemos ese taller para proyectar en un huerto al aire libre los cortos de nuestros talleristas.

Filmad, filmad, malditos

Taller de mobiliario huertano: «Manu a Manu»

Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

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Durante dos jornadas Manu Muñoz y Manu Pascual (que están entre los 5 Manus que más saben de mobiliario huertano de todo el mundo), nos transmitieron toda su sabiduría constructiva, su experiencia brico-placera y su ilusión por llenar los huertos de cachibaches de madera.

El primer día fue en el Huerto de Retiro, una explicación teórico-práctica en la que lo mismo se desmontaba un palet, como se nos explicaba que el atornillador servía para atornillar. Unos craks.

El segundo, en el descampado comunitario de Adelfas, la sesión consistía en cocinar lentejas para 30 en un huerto. Pero la gente pasó del tema y se puso a construir como posesos, desarrollando su imaginación y sus habilidades para adecentar ese singular escenario. No se les dio mal, pues hoy Adelfas es más bonito (no era difícil) y un puñado de gente tuvo el placer de conocer la entrega, el tesón y la capacidad de los dos Manus. Si se topan con ellos, no duden en ofrecerles un palet, les harán felices.

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Hemos recogido algunas opiniones de los asistentes para saber algo más de lo que ocurrió en estos dos días de taller de Ciudad-Huerto. No dejen de leer si quieren saber la verdad.

Gregorio «el pirulas». 43 años. Químico

«Me dijeron que fuera a este taller, que iba a conocer todos los secretos sobre los palets y los huertos. La verdad que fui ilusionado, pensando que aumentaría mi escaso horizonte constructivo al poder fabricarme con los colegas del huerto unas jardineras chulas con los palets que encontramos tirados en las calles. Pero lo que no sabía es que iba a ser literal en lo de todos los secretos. La documentación entregada no daba opción a equívocos:

-Tema 1. El palet en la edad cobre. Influencia del palet en el vaso campaniforme de Ciempozuelos
-Tema 2. Diferencias conceptuales sobre el palet entre los pitagóricos y los epicúreos
-Tema 3. Metafísica del palet en la arquitectura del siglo XXI
-Tema 4. El papel del palet en las guerras franco-prusianas.
-Tema 5. Viaje desde el expresionismo hacia el impresionismo a través del palet
-Tema 6. El palet, la escuela de Frankfurt y la liberación sexual en los años 60. El caso de E. Marcuse
-Tema 7. Situación mundial del monocultivo de coníferas para fabricar palets
-Tema 8. Heisemberg y la incertidumbre de construir nada sin palets…»

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Jacinta «la teclas». 31 años. Mecanógrafa

«Lo sé todo sobre maquinaria y herramientas. El martillo, martillea; la caladora sirve para calar; la radial, para llegar a Madrid pagando peaje; y el destornillador para ponerte ciego a vodka con vitamina C. Estoy feliz con los Manus, qué tíos más majooooos.»

Remedios «la bichos». 37 años. Experta en fitobentos

«Yo llegué a Adelfas a que me enseñaran a construir y de pronto un menda con un mandil, me pilla por banda y me pone a cortar patatas, a limpiar verduras, a remover un perolo con lentejas, a poner la mesa para treinta, a recoger luego todo y a la lavar los platos. Las lentejas estaban muy ricas, por cierto, pero el tío se da pego ante todo el mundo que él ha hecho todo el trabajo, cuando no hacía más que rajar y beber vino… Y yo muerta de envidia de ver cómo hacían un mueble que parecía un trono y otro que parecía una lancha motora…»

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Teófilo «el necrófilo» 41 años. Escritor de esquelas

«Quería hacerme un barco. Comencé a hacer la proa. Pero llegó un tío con unas barbas largas y me comió la oreja en que mi barco se podía convertir en una jardinera-banco. Y oye, funcionó le invento».

Prudencio «el paupérrimo» 52 años. Pobre de solemnidad

«Qué gente más buena esta de Ciudad-Huerto. Llego a Retiro donde duermo cada noche y me encuentro con un par de bancos ideales, de los que a mí me molan para dormir. Ya los ayuntamientos no hacen bancos como esos, en los que se puede estirar las piernas largo y tendido. Me dijeron que habían hecho esos bancos gente inexperta y que uno con barbas (que me suena del verano aquél que yo dormí en La Cebada) les había enseñado por la cara. Qué gente más buena…»

Rita «la reojos». 63 años. Portera

«No me he enterado de nada… Pero qué pico de oro tiene el Manu. Y el otro Manu, qué chico más majo y educado. El próximo día me traigo a mis hijas que las tengo casaderas a ver si se las arrimo a estos dos, que parecen aseados, están de buen ver y son buenos mozos haciendo muebles.»

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Cordelio «el plumillas». 26 años. Estudiante eterno

«Todo muy bien, hemos construido mucho, hemos hecho amigos, hemos aprendido… Pero de lo que no me he enterado es qué narices es eso del Badge. Que me lo expliquen, por favor.»

Pues así fue todo más o menos. O puede que no… Pero sigan nuestro consejo, busque un palet en cualquier esquina, vaya al huerto más cercano y si no se le ocurre qué hacer, es que necesita venir la proxima vez a Ciudad-Huerto.

 

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TALLER DE MEDIACIÓN Y COMUNICACIÓN CON VIDIYA

Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

Tras el taller de mediación y facilitación impartido por el colectivo Vidiya volví a casa y me puse a rebuscar en la caja de zapatos donde guardo mis recuerdos en formato papel.

Buscaba una servilleta de un bar de Moncloa que ya no existe. Si ahora entrase una música sonarían los Ronaldos. “Me gustan las cerezas, me gustas tú”.

Me dijo que dibujase en un papel la primera figura geométrica que se me ocurriese. Apuré la caña, cogí una servilleta y la llene de cubos que se iban adosando entre sí.

Le pasé el dibujo. Me miró sonriendo y me dijo:

-“Eres una persona muy previsible. Cuadrada en tus pensamientos. Te cuesta el cambio y arriesgar. Con falta de empatía. Nunca expresas lo que sientes.

“Me atrae la gente que dibuja curvas. Sobre todo espirales. Están en constante evolución. No paran de sorprender.”

Se le olvidó apuntar que soy muy influenciable. A partir de esa cita-fracaso no paré de dibujar curvas y espirales cada vez que me sentaba junto a alguien que me atraía.

Pero gracias a Vidiya he recuperado mi verdadero yo geométrico. Ya no recelo de dibujar cuadrados, cubos o triángulos. Son fundamentales en la gestión de grupos.

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Aprendimos que los vértices de un triángulo representan los tres pilares básicos que deben tenerse en cuenta en el cuidado de un grupo: Personas, objetivos, procesos.

Que el cuadrado es la representación de los espacios que un grupo ha de ocupar para un buen funcionamiento: el Taller (práctica); la asamblea ( la razón); el foro (los afectos); la celebración (fiesta).

En torno a mesas cuadradas y rectangulares en la Huerta de Montecarmelo, parcelada germánicamente en paralelepípedos bancales, los huerteros del lugar identificaron los posibles conflictos que podrían surgir en el futuro, cuando el grupo que ahora llevaba poco tiempo funcionando, entrase en esa curva descente de energías por la que inevitablemente suben y bajan todos los grupos autogestionados de larga duración (¡lo sabía! Las curvas no podían ser siempre tan cool).

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Los asistentes del taller se dividIeron para tratar los tres temas que se consensuaron: Dos temas se rodearon con un rectángulo, el tercero con una elipse.

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La visión de la elipse me paralizó. Sin más explicaciones salí corriendo de Montecarmelo en dirección a mi caja de zapatos.

Al llegar al portal de mi casa me di cuenta que quizás necesitaría un tallercito más de Vidiya para encontrar mi espacio en los grupos.

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TALLER DISEÑO DE HUERTO

Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

Los dos talleres de Diseño de Huerto impartidos en el Centro de Educación Ambiental del Retiro, nos han roto muchos tópicos a los urbanitas que empezamos en esta aventura de la agricultura ecológica.

Yo, particularmente, pensaba que las aromáticas eran de folclóricas. Una herramienta que utilizaban para expresar su llanto, su emoción, o como canal para conectarse con el más allá.

Lola Flores lloraba con la Zarzamora; las gitanas del Albaicín leían tu futuro envueltas en aroma de romero; el Fary entraba en trance como Santa Teresa de Jesús cultivando la mandanga

Sin embargo, las aromáticas tienen otra misión fundamental en el universo huerto. Luciano y Marta, dos de los educadores del Huerto del Retiro, nos explicaron que la zarzamora hace llorar, pero a los pérfidos pulgones, una de las plagas más frecuentes de los huertos urbanos.

No por sus pinchos, sino porque constituyen un refugio para las larvas de las mariquitas, el remedio natural más implacable contra los pulgones. Sus larvas son capaces de devorar 200-300 pulgones en un día. Si tienes pulgón, pon una mariquita en tu vida.

Pero ponla bien. No basta con fletar un autobús, ir a por ellas, y echarlas sobre la plaga de pulgones para que se pongan las botas como en uno de esos bares costeros donde puedes repetir de todo por 10 euros.

No, necesitas poner más aromáticas en sus vidas. No sólo son carnívoras, necesitan polen en su alimentación. Así que diseña unos bancales con caléndulas en los extremos. Su polen vuelve orates a estos coleópteros. Las mantendrás en tu huerto, no emigrarán por causas gastronómicas.

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(Diseño de bancales bajos con caléndulas en los extremos)

Y ya que estamos, planta romero. No es que los insectos depredadores sean esotéricos. Lo que pasa es que atraen otro tipo de insectos devoradores de pulgones. La clave es siempre la biodiversidad.

No todo en el taller de diseño fue tan naif e idílico, con olor a lavanda. Marta nos contó que para eliminar las orugas del bancal de coles había un método eficiente pero sádico: Coger chinches, machacarlas, echarlas en agua y rociar el mejunje sobre las coles. El olor repele a la mariposa “blanca de la col”, que pone los huevitos de orugas.

También hubo tiempo en el taller para hablar de los diferentes modos de construir un bancal, de cómo orientarlos correctamente para que al menos recibian 7 horas de luz directa al día, del lugar correcto para diseñar las zonas de estancia en el huerto, los invernaderos, la zona de aperos.

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(Diseño bancales «Paredes de Crestall»)

Pero yo ya desconecté tras la anécdota de las chinches. Sufrí una metaformosis. Mientras explicaba la importancia de los setos en el diseño de un huerto urbano una mosca pasó por encima de mi cabeza. Mi cuerpo adquirió la tonalidad blanca de la pared. Mis ojos rotaron como los de un camaleón. Mi lengua se disparó. El zumbido desapareció en el aula.

Taller de Pre-Huerto

Ciudad Huerto, Relatos de los talleres (última modif. ) Por Ciudad Huerto

Primer día de octubre, 17,30 de la tarde. Huerto urbano de Esta es una Plaza. Los asientos del anfiteatro se van llenando con soltura. Hay expectación. El programa promete. Alguien dice que actúan algo así como los Back Street Boys del huerto urbano comunitario. No tiene ni idea: son los agro-Beatles. Entre el público hay de todo. No faltan los arquitectos y antropólogos con tablet en mano. Además hay huertanos experimentados en mil bancales, huertanos aristotélicos que lo son solo en potencia, hipsters en fase de serlo, Supercompost, tres despitados que pasaban por allí, cuatro grupis, un combatiente de la última guerra franco-prusiana y un vendedor de melones.

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Llega la hora de comenzar ¿Alguien sabe qué es la pedagogía abierta? ¿los open-badges? Manu lo explica la mar de bien. Su dicción es perfecta, la profundidad de su mensaje innegable, incorpora chascarrillos y anécdotas en los momentos adecuados… es todo un alarde de alocución urbana. Cuando acaba, los aplausos pueden oírse en Badajoz. Pero… ¿Alguien sabe qué es la pedagogía abierta? ¿los open-badges? Pues eso.

Alberto se sabe que juega en casa. Le toca explicar cómo se montó aquello de Esta es una Plaza. Se mueve en el escenario como si fuera Nadia Comanecci en Montreal. Da un salto, desaparece en el aire, vuela, se incorpora a la escena. Las moscas de la plaza no dejan de entrar en las bocas de los asistentes. Termina y el público le concede la máxima puntuación. Un 10 para él y otro para la historia de Esta es una Plaza. Invencible Alberto.

Alberto, el virrey del huerto urbano comunitario

Y entramos en materia. Los Fab-Four nos van a enseñar todo lo que necesitamos para montar un huerto. ¿Y qué es eso?

– Tierra y gente. Raúl nos explica cómo obtener un terreno y cómo conseguir amigos que lo trabajen. Y nos lo explica un tío que no tiene posesiones conocidas ni se le conocen amigos. Da igual. Cocinero antes que fraile sabe como capear el temporal y se construye un discurso que no le puede discutir ni el mismisimo Kois-Casadevante. Los asistentes quieren hacerse sus amigos del alma y regalarle su chalé en la playa.

– Herramientas, planta, agua. Nos lo explica Manu. Un tío que a la playa va en katiuskas para no pisar la tierra. Tiene que hacer uso de su super-poder dialéctico. Los niños que están jugando en la tierra construyen un muñeco con la barba inmensa.

– Comunicación interna. Pablo sale de nuevo a escena. (Una espontánea le pregunta cómo regar el peregil, que lo tiene un poco mustio y necesita su ayuda). Nos dibuja una escalera, hace un mapa conceptual y habla. Qué bien habla. Y cómo se mueve. Y cómo gesticula. Y cómo mira meneando la cabeza. Al final solo Adolfo y un hipster en proyecto entienden lo que ha dicho. Una del público cae desmayada. Todos queremos ser Pablo.

Pablo, domador de leones

– Comunicación externa ¿Lo qué? Alberto baila claqué, hace de Fred Astaire, nos cuenta algo sobre lo beneficioso que es para el huerto el que hablen los blogueros aficionados a las lechugas con la panadera del barrio. Y fin.

El público no se tiene en sus asientos. Vítores y alabanzas; aplausos y loas; hacen la ola; bailan, saltan… hay incluso que llamar al servicio de seguridad. Así son ellos.

Después solo queda ir al huerto de La Cornisa para conocer otra experiencia in situ. Los asistentes aprenden que los corniseros y corniseras beben mucha cerveza.

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El sábado en sesión despertina nos vamos al huerto de Batán, otra experiencia de pro. Al fin un grupo serio, con cabeza y sentido en esta historia. No vamos a contar más porque estaríamos mientiendo.

Por último acabamos en el huerto de GRAMA, conociendo cómo es un huerto en barbecho. Solo nos queda darnos un atracón a comer, tragar como si no fuese a salir el sol. Hay qué ver lo que comen y beben los pre-huertanos. Esta gente tiene futuro…

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En el huerto urbano de Batán, parte primigenia

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En el Huerto urbano de Batán, parte cedida por el Ayuntamiento.

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Huerto de Grama

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Huerto de Grama