ACTIVANDO LA PARCELA ENTRE VOCALES SILVESTRES
Une los trozos de maderas y dibuja sobre el estampado de la pradera silvestre un futuro jardín para observar y aprender. Uno de los dibujos será un círculo. Lo desnudaremos quitándole su terciopelo verde. Soñará solo. Nos limitaremos a ver qué especies vegetales lo colonizan. Iremos poniendo nombre a sus nuevos habitantes para no volver a olvidarlas.
En este rodal soñador.preparado para la observación, se toma como referencia la experiencia francesa “ Un carré pour la biodiversité” impulsada por la red CPIE ( Centro permanente de inciativas medioambientales ) que invita a la ciudadanía francesa a comprometerse con un metro cuadrado de suelo para observar la vegetación y fauna que lo coloniza, comprometiéndose a no regar, no fertilizar y no segar.
También se inspira en la propuesta “the same gardens” elaborada por la paisajista Teresa Gali-Izard y que propone la repetición de una misma acción en diferentes partes del mundo consistente en la ejecución de un hoyo de 1,5 m de radio y una profundidad de 10-15 cm. Dentro del que se realiza otro pequeño hoyo y toda la tierra extraída se coloca formando un montículo a 5 m de distancia. Tras la acción se observa lo que ocurre de manera espontánea y se registran los cambios que fueron compartidos en una web.
En el recinto curvilíneo más extenso borraremos parte de su memoria actual. En esos vacíos semillaremos amapolas y dientes de león con la esperanza de que las lluvias venideras las hagan brotar, irrumpiendo con sorpresas sobre la pradera silvestre. Quizás oigamos la “u” de asombro de las malvas, cerrajas o llantenes que cohabitan ahora en ese espacio con forma de vocal débil.
El otro jardín también será redondo, pero será una “o” más voluminosa. Le despojaremos de su atuendo verde, pero lo envolveremos con tierra para que las semillas que diseminemos por él se desarrollen desde más altura sobre el terreno, ejerciendo de vigilantes del jardín.
Así vivimos la primera tarea de activación de una parcela de jardinería experimental que los monitores y jardiner@s de Afandice nos propusieron. Fue un ejercicio divertido para empezar a aprender a reconocer la flora silvestre del entorno y delimitar unos espacios donde ir introduciendo plantas silvestres que puedan dar color y textura al jardín a lo largo del año.
Para el rodal de la “o” voluminosa y el más curvilíneo en forma de “u” sólo había una condición. El jardín resultante de la experimentación debía de ser estético en su composición. Una composición sobre la que iremos interviniendo a lo largo del año, mínimamente, pero con mirada quirúrgica: ¿ Qué iremos quitando? ¿ qué especie arbustiva autócttona podremos incorporar a los rodales para añadir textura y color? ¿ Cuándo volveremos a semillar?
Son preguntas y ejercicios que iremos construyendo y resolviendo entre el equipo de jardineros silvestres de Afandice (Los Antonio, Lily, Carlos, Ángeles, Dani, Luis), los miembros de ZASS y aquellas personas que se unan en nuestros próximos ejercicios para provocar un cambio en la estética de los jardines públicos.