DAR CERA, PULIR CERA
Un jardín silvestre puede resultar un concepto difícil de entender y arraigar entre los seguidores de la jardinería más tradicional. Se prima la observación frente a la intervención del jardinero@, la llegada espontánea y azarosas de semillas transportadas por el viento frente al mantenimiento y cuidado diario . A pesar de la aparente entropía, hay bastante rigor y orden en los pasos a seguir para disfrutar de la zona ZASS que queremos diseñar en Afandice.
En la visita del Viernes 11 de marzo al invernadero , viendo trabajar a Antonio, Dani, Meli, Marta, Susana, Angelines y Hussein, me vino a la cabeza la imagen de una peli muy famosa de los 80’s, Karate Kid. El protagonista, un joven aprendiz de karateka, tiene que pasar por unos ejercicios mecánicos, aparentemente sin sentido, como parte de su entrenamiento para llegar a ser un gran karateka.
En una escena de la película, su profesor de karate, el mítico señor Miyagi, le manda encerar un coche repitiendo este movimiento: Dar cera ( movimiento circular con mano derecha), pulir cera ( movimiento circular con mano izquierda); dar cera, pulir cera, …
El mantra que me vino a la cabeza al ver a l@s jardineros silvestres en acción bajo las indicaciones de nuestros maestros Miyagi, los no menos zen monitores de jardinería Antonio y Lily, fue el de “ Repicar hinojo, aclarar amapolas; Repicar hinojo, aclarar amapolas…”
El arte de repicar no es nada sencillo, requiere orden y concentración. Elegir la planta con el tamaño idóneo de la bandeja de alvéolos para trasplantar e introducir por su parte posterior, en el agujero exacto de la fila y columna de la bandeja, el punzón para extraer el cepellón entero con sus raíces requiere cierta destreza nipona.
Antonio y el señor Miyagi
Antonio Myagi me dijo que me acercase a Antonio y Dani para acometer la primera extracción: ¡Zass! Rápido y certero. Mientras me ponía con el repicado de hinojos, mostazas y alfalfas, la cadena ya había empezado a funcionar ( Dar cera, pulir cera, repicar hinojos, repicar alfalfa).
Meli y Malú preparaban la mezcla de sustrato ( 2 tiestos con arena, 1 tiesto de perlita)
Y yo a lo mío. Los cepellones de alfalfa y el hinojo sobre la mesa , con la tarea de separarlos en plantas individuales.
A mi derecha, Susana, Marta y Rumi aclaraban amapolas. Meli y Malú ya tenían lista la mezcla del sustrato. Antonio y Hussein llenaban los tiestos con la mezcla y yo esperaba con la mesa llena de hinojos, alfalfas, mostazas y olivardas las indicaciones de los Myagi: dar cera, pulir cera, repicar hinojos, aclarar amapolas, repicar alfalfa, aclarar amapolas….
Levanté la mirada de la mesa y vi a Antonio regando las macetas. Malú y Dani me pasaban las bandejas con una remesa de olivardas trasplantadas. Yo andaba retrasado con las etiquetas rotuladas. Dar cera, pulir cera. Dar cera, pulir cera. rotular olivarda, meterla en el tiesto….
Menos mal que llegó la hora de la comida para los karatekas silvestres, en eso si son estrictos, casi germánicos. La pausa de la comida es sagrada.
Con la lección aprendida salí con Malú a nuestra parcela de experimentación. Teníamos que afianzar con maderas el cercado de las parcelas . Todas las semanas aparecían desordenadas porque los mirlos las desplazaban para buscar los bichitos que se escondían bajo ellas.
Pero esta vez ya sabíamos cómo proceder. Malú abría una zanja con la laya en la tierra húmeda, Angelines me pasaba los listones de madera y yo los clavaba con el martillo en la tierra húmeda: Abrir zanja, clavar madera; abrir zanja, clavar madera
El recinto de la parcela quedó fijado, perfectamente ordenado, para nuestro jardín aparentemente desordenado