TALLER DE DISEÑO Y PLANTACIÓN CON RAMÓN GÓMEZ DE HERBANOVA

Fase I: 18 octubre. Preparación del terreno.

El diseño y plantación de un jardín de pocas necesidades hídricas con la complicidad de un tejido vecinal requiere un alto nivel de coordinación, implicación y trabajo en equipo. Podríamos compararlo a una prueba de moto GP, en la que para que el piloto cruce la meta es necesario el trabajo de toda la escudería; mecánicos, ingenieros y estrategas .

Y así nos hemos sentido nosotros es este camino, siempre arropados por el equipo, que sabíamos nos conduciría por la autopista amarilla hasta llegar a la meta. Una de nuestras metas en esta carrera por la biodiversidad y el compartir saberes desde la práctica, era diseñar un jardín experimental con ritmo, textura y color a lo largo del año en la Biblioteca María Moliner.

Como primer paso necesitábamos descompactar el duro suelo de las parcelas de experimentación que la Biblioteca nos cedió para nuestro primer jardín zass en Villaverde. Con esta labor las plantas podrán desarrollarse con un mínimo de esperanza. Estaba claro que para esta acción sobre el terreno necesitábamos a nuestro experto equipo de jardineros de Afandice

El 18 de octubre acudió toda su escudería con la motoazada. En 10 minutos ya tenían la máquina preparada: Cambio de ruedas, montaje de fresas, embrague y la moto empezó a desplazarse por las parcelas. Pasadas efectivas, abriendo gas en los cambios de dirección, acople perfecto piloto-maquina.

Huelga decir que el equipo consiguió la pole position. El terreno quedó ya preparado para el taller de diseño y plantación de Ramón Gómez del estudio de paisajismo herbanova, dejándole en primera línea de parrilla de salida para implantar el primer jardín ZASS.

Fase II: El diseño

Una vez descompactadas las parcelas de experimentación es el momento de los estrategas de la escudería ZASS. Deseábamos un jardín con pocas necesidades hídricas, con textura y color en todas las estaciones del año, con mezcla de las especies silvestres que germinamos de los descampados del distrito, un jardín que emocionase y no rehuyese la estética.

No podíamos, en consecuencia, dejar el diseño de nuestro jardín al azar. Por este motivo, contamos con uno de los paisajistas españoles con más sensibilidad hacia la flora silvestre, tanto por el diseño de sus jardines como por la labor de divulgación y sensibilización que desde años lleva realizando para erradicar el concepto de malas hierbas de estas plantas que tanto aportan a la biodiversidad y que casi nada piden.

Ramón Gómez no solo impartió para nuestra comunidad de aprendizaje un taller que recorrió la evolución del paisajismo desde el siglo XVI, descubriéndonos a la paisajista Gertrude Jekyll, pionera en introducir el color en el diseño de jardines a finales del S. XIX, sino que nos propuso un diseño por módulos para la zona de plantación a partir de las plantas que disponíamos.

Fue un lujo y un placer contar con Ramón . Tras el estudio y sus consejos sobre las especies que íbamos a utilizar en la plantación, el próximo paso sería que la comunidad de aprendizaje aterrizase los 4 módulos diseñados por Ramón a nuestra zona de experimentación en el jardín de la biblioteca María Moliner.

Fase III: La plantación

Una vez que Afandice había preparado el terreno y Ramón Gómez diseñado los módulos de plantación en la zona de 25 m2 del jardín exterior de la biblioteca donde actuaríamos, era nuestro momento, había que rematar.

Para aterrizar los módulos de plantación sobre la parcela de experimentación contábamos con nuestra paisajista de cabecera, Malú Cayetano. Malú preparó en cajas las plantas que componían cada módulo ( A, B, C y D) , formó 4 grupos de trabajos y las talleristas que acudieron a la jornada de plantación tuvieron la libertad de crear sobre la cuadrícula asignada un pequeño jardín que debía cumplir la densidad y los marcos de plantación que habían sido diseñados por Ramón.

Tras consensuar el aspecto final del jardín, acometimos un segundo ejercicio: Semillar con especies silvestres adaptadas a la sombra una zona de 18 m2 con el fin de crear una pradera pictórica

Si el resultado final es tan enriquecedor como todo el proceso que hemos recorrido hasta llegar a esta ilusionante jornada, habremos rozado el cielo de Villaverde…o casi