A veces el caos es necesario, incluso funciona. Buscar el orden en el desorden agudiza la memoria. Seguramente vuestras mesas de trabajo sean un ejemplo. Tenéis localizados los bolis, post-it, el cargador del móvil, la foto de vuestros seres queridos. Esa ruta hacia el objeto está guardado en algún lugar de vuestro neocortex …pero sólo vosotros sois capaces de descodificarla.
Muchos de los paisajistas que nos seducen también funcionan con el caos. Aparentemente dejan expresarse a la naturaleza sobre una parcela, favoreciendo que se colonice por flora silvestre, limitándose a observar la evolución del jardín con mínimas intervenciones. Sin embargo, debajo de ese desorden hay un trabajo previo de diseño con mucho mino.
En nuestros paseos para descubrir la flora silvestre de Villaverde apuntamos de manera caótica en nuestras libretas las especies que más nos interesan para nuestro futuro ZASS. Aquellas que tapizarán el suelo con una cubierta permanente, las que teñirán de color el jardín a lo largo del año , las que se elevarán sobre el resto dotando textura y volumen…
Pero si pasásemos las anotaciones de nuestras libretas al resto de exploradores sólo veríamos caos. A veces es necesario ordenar el caos, sobre todo si, como en nuestro proyecto ZASS, queremos compartir saberes.
Afortunadamente, tenemos a nuestro Linneo particular que ordena y clasifica el caos de nuestras anotaciones: Fernando Casatorres. Fernando participa en el centro ocupacional de Afandice. Adora rotular, consultar el nombre científico de las plantas y chequear que no hemos cometido faltas de ortografía en nuestros inventarios.
Diciembre es un mes complicado para inventariar flora silvestre. La mayoría de especies están ya de letargo invernal, adoptando estructuras raquíticas, desnutridas, desnudas de hojas y flores, anónimas para la mayoría de personas que caminan por la ciudad más hormigonada; otras han esparcido sus semillas que yacen enterradas en el frío suelo de los descampados esperando las épocas de lluvia y sol para despertar; las menos aún muestran sus flores y porte rebelde, pudiendo ser identificadas por naturalistas o por una comunidad incipiente de aprendizaje que no duda en quedar una mañana de diciembre en un parque de Vilaverde para ir familiarizándose con la flora silvestre de su entorno y recoger las semillas que aún ofrecen los esqueletos vegetales. Sí, los del parque Plata y Castañar a las 10:30 de la mañana de un 3 de diciembre eramos nosotros.
Para practicar botánica forense se necesitan unos conocedores de flora en sus formas menos exhibicionistas ( primera operación resuelta, contábamos con Antonio, monitor de jardinería de Afandice y con Irene, David, Jorge, Lina, Laura y Raúl, nuestra comunidad incipiente de aprendizaje ), y un forense que nos guíe por los aparentes cementerios de silvestres. También lo teníamos: Carlos, participante del huerto Ladis de Villaverde, situado junto al parque Plata y Castañar, y alumno del centro ocupacional de jardinería de Afandice. Nuestro Doctor House barrial, sin bastón, pero con la misma retranca.
Carlos nos condujo por el parque de Plata y Castañar en busca de las zonas verdes más desordenadas, aquellas que albergaban las especies para nuestro futuro jardín ZASS. Parte de la misión era identificar potenciales plantas que pudiesen ser las tapizantes de nuestra parcela experimental. Esa capa vegetal mullida que protegiese el suelo de la erosión y que acogiese las especies de mayor porte o con una floración más estética a lo largo del año.
Nuestro doctor House nos dijo que nos dejásemos de florituras y de discursos poéticos. Los forenses no ven el alma de los vegetales, reconocen los cuerpos y buscan las causas del marchitamiento. Así que nos llevó por varios descampados que cortaban el parque como un bisturí.
Uno de ellos resultó ser una franja con acopio de echadizo en las proximidades del antiguo cauce del arroyo Butarque ( otro cadáver urbanístico); el otro espacio, nuestro descampado central sobre el que realizamos la mayoría de identificaciones y recolecta de semillas, era un baldío de borde, en el que próximamente se levantarán bloques de hormigón. Los suelen llamar viviendas. Ya en los descampados desplegamos las estrategias de botánica forense: Compartir saberes y una guía de flora silvestre, en nuestro caso, la del naturalista Javier Grijalbo, gurú de la flora silvestre madrileña, con el que seguramente contaremos en las siguientes exploraciones.
Foto de Iván López: Jardinero vecinal del Poblado Dirigido de Fuencarral C
Del 1 al 15 de junio programamos para La Casa Encendida de Madrid unas jornadas on line sobre la flora espontánea urbana que en las primeras semanas del estado de alerta proliferó de manera salvaje sobre las calles y aceras de nuestros barrios.
El ciclo se acercó a esta poética y beneficiosa vegetación desde miradas transversales a la botánica: El arte, la ecología, el activismo ciudadano y la imaginación.
Cinco ponentes, autodenominados “Los vegetanautas” nos guiaron por el apasionante territorio de la flora silvestre urbana.
El último día del ciclo pedimos a los talleristas que nos enviasen las fotos de la flora silvestre urbana observadas en su barrio durante la desescalada e hiciesen el ejercicio de inventarse un nombre y propiedades para cada planta observada.
El siguiente archivo adjunto muestra el resultado de este ejercicio de rastreo e imaginación:
La edición y maquetación de este herbario inventado ha sido realizado por Malú Cayetano, vegetanauta y defensora de la mirada artística como poderoso canal por el que transitar hacia una conciencia ecológica.
Del 1 al 15 de junio programamos para La Casa Encendida de Madrid unas jornadas on line sobre la flora espontánea urbana que en las primeras semanas del estado de alerta proliferó de manera salvaje sobre las calles y aceras de nuestros barrios.
El ciclo se acercó a esta poética y beneficiosa vegetación desde miradas transversales a la botánica: El arte, la ecología, el activismo ciudadano y la imaginación.
Cinco ponentes, autodenominados “Los vegetanautas” nos guiaron por el apasionante territorio de la flora silvestre urbana. Os adjuntamos los vídeos de las 3 jornadas para que os asalvajéis y disfrutéis de las charlas
Vídeo Encuentros en la cuarta naturaleza: Observar la vegetación a través de una mirada artística puede ser un poderoso canal por el que transitar hacia una conciencia ecológica. En este primer encuentro del ciclo ‘Salvajes, silvestres y espontáneas’ conocimos el trabajo de artistas que han recurrido a la resiliencia y la belleza del caos de la flora salvaje para expresarse, reflexionando sobre los procesos naturales que las ciudades tratan de ocultar.
Vídeo del alcorque al bancorque y tiro porque te planto: Este encuentro pone el foco en la jardinería vecinal como una de las palancas de cambio para avanzar hacia otro tipo de jardinería, menos tradicional y más biodiversa en las aceras.
Vídeo las salvajes de mi calle: El herbario inventado: Esta sesión propuso a los y las participantes crear un herbario inventado con las plantas silvestres que se encuentraron a lo largo de sus derivas (fotográficas) de desescalada. Un experto botánico fue el encargado de desvelar las identidades imaginadas.