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ENROCÁNDONOS CON LAS SILVESTRES

El arte del ajedrez tiene bastante similitud con el proceso de semillado, tanto física como mentalmente. Los jugadores comparten un ritual previo al juego : Colocación pulcra y ordenada de las piezas sobre la casilla correspondiente del tablero; preparación metódica de la mezcla de sustrato, esparcimiento de la tierra sobre la bandeja de alvéolos y posterior allanado con la superficie de la mano para dejar un tablero liso de casillas de tierra.

En el desarrollo de la partida sobre el tablero de los 64 cuadrados es fundamental poner en juego cuanto antes las piezas mayores y dominar el centro para ir cercando a tu contrincante hasta darle jaque mate.

En el proceso de semillado las semillas también deben disponerse cuanto antes sobre la bandeja una vez sacadas de sus sobres o tarros de cristal, y es fundamental ocupar el centro de cada cuadrado para que puedan germinar con éxito.

Las cualidades de los ajedrecistas también son muy parecidas a las de los semilladores. Se necesita la misma concentración en cada partida, incluso más, pues el número de cuadrados y piezas en el proceso de semillado que debe manejar un semillador es bastante mayor que las cuadrículas y piezas que debe controlar un ajedrecista.

Toda esta reflexión la experimentamos el Viernes que fuimos a semillar a Afandice las semillas de plantas silvestres que recogimos en nuestras últimas salidas por los descampados de Villaverde. Allí nos estaban esperando los ajedrecistas del centro ocupacional de jardinería, expertos en estas partidas en las que está en juego algo más que convertir un peón en una reina, cosa menor frente a la posiblidad de que una semilla silvestre cobre vida y pueda ser parte de un jardín con casi nulas necesidades hídricas. Eso sí es un jaque mate a la jardinería demandante de agua.

Yo estaba especialmente nervioso, pues soy un tipo bastante despistado. Mi nerviosismo se enrocó a miedo escénico cuando visioné el resultado de las anteriores partidas que ya habían jugado en el invernadero: Allí estaban domadas, dominando todo el tablero, plantas silvestres en su estado embrionario como hinojos, abrepuños, mostazas, alfalfa, dientes de león o amapolas.

Y empezamos la partida con los maestros semilladores. Bajo la cúpula del invernadero nos esperaban Rumi, Eduardo, Angelines, Marta y Susana. El saludo se alejaba bastante del frío apretón de manos de los maestros ajedrecistas. Los semiladores nos recibieron con un cálido abrazo. Esto nos ayudó a relajarnos.

También me sorprendió que no aprovecharan nuestros errores sobre el tablero de alvéolos para desanimarnos. Fueron varias las veces que nos saltamos alguna casilla, dejándolas sin semillas, y los maestros semilladeros nos guiaron con sus dedos para que volviésemos sobre nuestros últimos movimientos.

Al final del semillado ya no veía ta claro la similitud entre el ajedrez y el semillado con silvestres. El duelo a dos del ajedrez, muchas veces sufriente, no tenía nada que ver con el juego colectivo y lúdico de la bandeja de alvéolos.

A veces es necesario ayuda externa para cambiar la mirada. Eso sí, el jaque mate a la jardinería exigente en agua lo dimos.

DAR CERA, PULIR CERA

Un jardín silvestre puede resultar un concepto difícil de entender y arraigar entre los seguidores de la jardinería más tradicional. Se prima la observación frente a la intervención del jardinero@, la llegada espontánea y azarosas de semillas transportadas por el viento frente al mantenimiento y cuidado diario . A pesar de la aparente entropía, hay bastante rigor y orden en los pasos a seguir para disfrutar de la zona ZASS que queremos diseñar en Afandice.

En la visita del Viernes 11 de marzo al invernadero , viendo trabajar a Antonio, Dani, Meli, Marta, Susana, Angelines y Hussein, me vino a la cabeza la imagen de una peli muy famosa de los 80’s, Karate Kid. El protagonista, un joven aprendiz de karateka, tiene que pasar por unos ejercicios mecánicos, aparentemente sin sentido, como parte de su entrenamiento para llegar a ser un gran karateka.

En una escena de la película, su profesor de karate, el mítico señor Miyagi, le manda encerar un coche repitiendo este movimiento: Dar cera ( movimiento circular con mano derecha), pulir cera ( movimiento circular con mano izquierda); dar cera, pulir cera, …

El mantra que me vino a la cabeza al ver a l@s jardineros silvestres en acción bajo las indicaciones de nuestros maestros Miyagi, los no menos zen monitores de jardinería Antonio y Lily, fue el de “ Repicar hinojo, aclarar amapolas; Repicar hinojo, aclarar amapolas…”

El arte de repicar no es nada sencillo, requiere orden y concentración. Elegir la planta con el tamaño idóneo de la bandeja de alvéolos para trasplantar e introducir por su parte posterior, en el agujero exacto de la fila y columna de la bandeja, el punzón para extraer el cepellón entero con sus raíces requiere cierta destreza nipona.

Antonio y el señor Miyagi

Antonio Myagi me dijo que me acercase a Antonio y Dani para acometer la primera extracción: ¡Zass! Rápido y certero. Mientras me ponía con el repicado de hinojos, mostazas y alfalfas, la cadena ya había empezado a funcionar ( Dar cera, pulir cera, repicar hinojos, repicar alfalfa).

Meli y Malú preparaban la mezcla de sustrato ( 2 tiestos con arena, 1 tiesto de perlita)

Y yo a lo mío. Los cepellones de alfalfa y el hinojo sobre la mesa , con la tarea de separarlos en plantas individuales.

A mi derecha, Susana, Marta y Rumi aclaraban amapolas. Meli y Malú ya tenían lista la mezcla del sustrato. Antonio y Hussein llenaban los tiestos con la mezcla y yo esperaba con la mesa llena de hinojos, alfalfas, mostazas y olivardas las indicaciones de los Myagi: dar cera, pulir cera, repicar hinojos, aclarar amapolas, repicar alfalfa, aclarar amapolas….

Levanté la mirada de la mesa y vi a Antonio regando las macetas. Malú y Dani me pasaban las bandejas con una remesa de olivardas trasplantadas. Yo andaba retrasado con las etiquetas rotuladas. Dar cera, pulir cera. Dar cera, pulir cera. rotular olivarda, meterla en el tiesto….

Menos mal que llegó la hora de la comida para los karatekas silvestres, en eso si son estrictos, casi germánicos. La pausa de la comida es sagrada.

Con la lección aprendida salí con Malú a nuestra parcela de experimentación. Teníamos que afianzar con maderas el cercado de las parcelas . Todas las semanas aparecían desordenadas porque los mirlos las desplazaban para buscar los bichitos que se escondían bajo ellas.

Pero esta vez ya sabíamos cómo proceder. Malú abría una zanja con la laya en la tierra húmeda, Angelines me pasaba los listones de madera y yo los clavaba con el martillo en la tierra húmeda: Abrir zanja, clavar madera; abrir zanja, clavar madera

El recinto de la parcela quedó fijado, perfectamente ordenado, para nuestro jardín aparentemente desordenado

Descampado Central: Botánica Forense con Carlos

Diciembre es un mes complicado para inventariar flora silvestre. La mayoría de especies están ya de letargo invernal, adoptando estructuras raquíticas, desnutridas, desnudas de hojas y flores, anónimas para la mayoría de personas que caminan por la ciudad más hormigonada; otras han esparcido sus semillas que yacen enterradas en el frío suelo de los descampados esperando las épocas de lluvia y sol para despertar; las menos aún muestran sus flores y porte rebelde, pudiendo ser identificadas por naturalistas o por una comunidad incipiente de aprendizaje que no duda en quedar una mañana de diciembre en un parque de Vilaverde para ir familiarizándose con la flora silvestre de su entorno y recoger las semillas que aún ofrecen los esqueletos vegetales. Sí, los del parque Plata y Castañar a las 10:30 de la mañana de un 3 de diciembre eramos nosotros.

Para practicar botánica forense se necesitan unos conocedores de flora en sus formas menos exhibicionistas ( primera operación resuelta, contábamos con Antonio, monitor de jardinería de Afandice y con Irene, David, Jorge, Lina, Laura y Raúl, nuestra comunidad incipiente de aprendizaje ), y un forense que nos guíe por los aparentes cementerios de silvestres. También lo teníamos: Carlos, participante del huerto Ladis de Villaverde, situado junto al parque Plata y Castañar, y alumno del centro ocupacional de jardinería de Afandice. Nuestro Doctor House barrial, sin bastón, pero con la misma retranca.

Carlos nos condujo por el parque de Plata y Castañar en busca de las zonas verdes más desordenadas, aquellas que albergaban las especies para nuestro futuro jardín ZASS. Parte de la misión era identificar potenciales plantas que pudiesen ser las tapizantes de nuestra parcela experimental. Esa capa vegetal mullida que protegiese el suelo de la erosión y que acogiese las especies de mayor porte o con una floración más estética a lo largo del año.

Nuestro doctor House nos dijo que nos dejásemos de florituras y de discursos poéticos. Los forenses no ven el alma de los vegetales, reconocen los cuerpos y buscan las causas del marchitamiento. Así que nos llevó por varios descampados que cortaban el parque como un bisturí.

Uno de ellos resultó ser una franja con acopio de echadizo en las proximidades del antiguo cauce del arroyo Butarque ( otro cadáver urbanístico); el otro espacio, nuestro descampado central sobre el que realizamos la mayoría de identificaciones y recolecta de semillas, era un baldío de borde, en el que próximamente se levantarán bloques de hormigón. Los suelen llamar viviendas. Ya en los descampados desplegamos las estrategias de botánica forense: Compartir saberes y una guía de flora silvestre, en nuestro caso, la del naturalista Javier Grijalbo, gurú de la flora silvestre madrileña, con el que seguramente contaremos en las siguientes exploraciones.

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DANI, EL RECOLECTOR DE DESCAMPADOS

Conocimos a Dani hace casi un mes, durante nuestra primera visita al centro ocupacional de jardinería de Afandice. Llevaba la sonrisa puesta y una camiseta de Italia. Se señaló el escudo de la escuadra azurra con jerarquía. Le gastamos una broma sobre las malas artes futboleras de los italianos y sin borrar su sonrisa nos enseñó un calendario de la semana con dibujos señalando el recuadro del viernes: una carretilla con azada. Ese día tocaba jardinería.

“¿Cómo es posible que Italia haya ganado 4 copas del mundo de fútbol con ese juego tan cicatero?” Fue el pensamiento que rondó a Alberto ( el miembro de ZASS más futbolero) el primer día que semilló junto a Dani y los demás Afandiceros amapolas y dientes de León en una parcela del centro.

El segundó día que quedamos con Afandice en un descampado para recolectar semillas de flora silvestre, Alberto entendió el tetracampeonato de Italia: Dani apareció con tijeras, botes de cristal y una actitud de explorador botánico. Los viernes tocaba jardinería y en el campo de experimentación, como en el terreno de juego, él lo da todo.

Y así empezamos el Viernes 5 de noviembre (toca jardinería) nuestra primera salida al exterior para ir creando nuestro banco comunitario de semillas silvestres.

Antonio, monitor de Afandice, junto con Lily nuestros grandes aliados en este proyecto y conocedores de la flora silvestre del entorno, nos guio por las islas de descampados que salpicaban el polígono industrial. Nos descubrió dónde se escondían las semillas de la vegetación otoñal ya marchita, nos ayudó a imaginarnos su forma y color en su época de máximo esplendor, también a visualizar la textura que aportaría en su estado más apagado y menos florido a un jardín con pocas necesidades de agua.

Con esa nueva mirada adentrarnos por las matas de Centaurea melitensi (abrepuños) y de Mantisalca salmantica (escobillas) mecidas por el viento para desposeerlas de sus semillas nos resultó más atractivo y divertido de lo que hubiésemos imaginado.

Dani también disfrutaba con la exploración, pero él lleva en el ADN el espíritu azurro. No olvidaba que habíamos quedado a recolectar semillas y el viernes toca jardinería. Así que sacó sus tijeras, sus botes de cristal rotulados y los llenó con las semillas que nos ofreció el descampado de juego:

Dittrichia viscosa (olivarda), Bartsia trixago (gallocresta), Sonchus tenerrimus (cerraja), Centaurea melitensis* (abrepuños), Mantisalca salmantica* (escobillas), Foeniculum vulgare (hinojo), Diplotaxis sp. (Jaramagos).

Centaurea melitensis* (abrepuños)

TRANSITANDO POR LOS INTERBLOQUES DE SAN CRISTÓBAL

Faemino contaba a Cansado, ambos formaron una de las parejas más surrealistas de la escena cómica de los 80-90’s en España, que una vez fue a la consulta de un dentista y el doctor le encontró cien mil millones de pesetas en calderilla en una funda dental. Con ese dinero compró el Prado y puso a la venta los cuadros por 20 euros. No parecía, en principio, un negocio muy rentable.

Sabíamos por experiencia que los espacios interdentales pueden ser molestos cuando albergan cuerpos extraños, pero nunca hubiéramos pensado que esos recovecos insondables, a veces inaccesibles, fuesen un espacio de oportunidades.

El 24 de octubre de 2021 quedamos con Alejandro de la plataforma Madrid Borde Sur a dar una vuelta por el barrio de San Cristóbal de Villaverde. Nos iba a guiar por otros espacios inaccesibles, a veces por las barreras físicas, otras por la suciedad, varias por el miedo a transitar: Los espacios interbloques.

Borde Sur lleva 2 años impulsando el proyecto “ Más que espacios”, una iniciativa que con la ayuda de la Universidad Rey Juan Carlos, busca activar los espacios interbloques del barrio a través de actuaciones urbanas participativas.

Visitamos 6 no lugares que se encontraban en un limbo legal. La titularidad de los solares estaba en el aire, no se sabía si eran propiedad del Ayuntamiento o de la comunidad de vecinos de los edificios próximos. Entre tanto, el solar sin barrer.

Parte del trabajo de Borde Sur ha consistido en recoger las demandas y sueños vecinales sobre esos espacios. En dos de ellos, la vecindad anhela espacios ajardinados.

Mientras caminábamos hacia uno de los espacios interbloques desnudos, nos preguntábamos que pasaría si al girar nos encontrásemos con un ZASS: Una pradera de flora silvestres de tonos rojizos, amarillos y violáceos .

Sería una acción sencilla. ¿ Más osada que comprarse el Prado? Quizás, pero más económica y mucho más divertida e iconoclasta

ZASS A LA JARDINERÍA TRADICIONAL

Nos hace mucha ilusión anunciaros que nuestro proyecto ZASS ( zonas amarillas sensibles sostenibles) ha sido elegido en la II Convocatoria de Medioambiente de Desarrollo Sostenible de Fundación Montemadrid y CaixaBank.

ZASS se articula como un proceso de aprendizaje colectivo donde experimentar con la jardinería, empezar a generar un cambio en la estética de nuestras zonas verdes urbanas,, diseñando nuevos jardines con menos necesidades de riego y más implicación ciudadana en su creación y cuidados. Un espacio donde generar intercambios entre los actores participantes (ciencia, arte, pedagogía…) y desde donde cuestionar los modelos y prácticas actuales para fomentar una sociedad crítica y su capacidad de acción política, desde el disfrute y lo lúdico.

Y uno de nuestros primeros pasos ha sido tejer una alianza con el centro ocupacional de jardinería de Afandice , en Vilaverde. ZASS también pretende cambiar los modelos de aprendizaje, así que decidimos empezar a trabajar de voluntarios con los monitores y alumnos del centro que desde hace un par de años están ensayando nuevos modelos de jardinería con flora silvestre y autóctona. Queremos aprender con ellos y de ellos.

Uno de los retos que planteamos en ZASS es la generación de un banco de semillas silvestres que pueda compartirse entre los jardineros vecinales de Villaverde y del resto de la ciudad. Para ello necesitaremos conocer la flora silvestre del entorno, la época de recolección de semillas, si hay que germinarlas previamente o se pueden esparcer sobre el terreno directamente; el porte que adquieren a lo largo del año, cuándo florecen y cuando marchitan, qué especies combina bien para crear contrastes de textura o color…

Este Viernes 22 de octubre hemos quedado con los jardineros silvestres de Afandice para conocernos e ir programando las etapas de esta comunidad de aprendizaje abierta a todas las personas interesadas en los nuevos modelos de jardinería experimental.En las próximas visitas a Afandice para ir creando este banco de semillas podréis sumaros.

Estas son las actividades que iremos programando en abierto a lo largo de este año y hasta octubre de 2022. Estad atentas a nuestras redes

Paseos de exploración de ecosistemas por Villaverde:

En esta actividad se realizarán una serie de recorridos por el distrito de la mano de la comunidad de aprendizaje conformada que como agentes locales son los expertos en el territorio sobre el que se va a trabajar. En estas exploraciones urbanas se podrán identificar y reflexionar sobre las particularidades del entorno y su paisaje y se identificaran problemas socioambientales concretos sobre los trabajar en el laboratorio de ecología urbana. Esta acción busca identificar redes de relaciones más o menos invisibles existentes entre los diferentes elementos y dinámicas de la ciudad, para entenderlas y visibilizarlas como fórmula para el reconocimiento de su valor.

-Paseos comisariados:

Se trata de momentos de encuentro y debate en los que diferentes miradas (técnicas, vecinales y artísticas) se hibridan ante un problema común. Las temáticas a tratar en estos paseos pueden estar relacionadas con las problemáticas socio ambientales previamente identificadas en la exploración de los ecosistemas locales y vinculadas al espacio público, zonas ajardinadas e infraestructura verde. También pueden abordar y adelantar las cuestiones a abordar en los talleres de ciencia ciudadana.

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EL JARDÍN DE SERRAT

Sendas Ocultas, , , , , (última modif. ) Por Ciudad Huerto

Desde nuestra última visita del 31 de octubre por la jardinería vecinal del Poblado Dirigido de Fuencarral C no paro de soñar con el Koala. No con el músico de agropop que durante un verano nos machacó con su obsesión de montar un corral, si no con el marsupial australiano devorador de eucaliptos.

Creo que hay un koala errante por el barrio del Dirigido vestido con la equipación de fútbol del Athletic de Bilbao, en particular con la de su mítico guardameta Iribar, alias el Chopo.

Me lo imagino cabizbajo, con andares melancólicos, el balón bajo la patita en busca de los locos bajitos de la calle Mataró, Sabadell o Manresa. Añorando los partidos que se organizaban en los descampados interbloques en los años 70. Soñando con una estirada salvadora de último segundo a un chut envenenado, que tras rozar con la punta de sus pezuñas chocase en el tronco talismán de un eucalipto y saliese repelido hacia una banda del descampado de juego, dando la victoria a su equipo que se abalancearía sobre él para erigirle en héroe del partido.

Sueño humano, sueño de Koala. En realidad el eucalipto terminó con el sueño del Koala de convertirse en guardameta titular del Poblado.

El 31 de octubre, rumbo a los jardines vecinales de la antigua carretera de la playa, nos desviamos por un descampado ( no revelaremos su ubicación para no molestar al Koala) donde nos encontramos con un bosquete en el que destacaba la figura imponente de un eucalipto de más de 30 metros.

Iván López, nuestro guía vecinal, nos contó que le contaron que ese eucalipto había sido plantado, junto los árboles de mayor porte del descampado, por un vecino molesto con el ruido de los niños que se reunían cada tarde a jugar al balón.

Iván no nos podía confirmar que ésta fuera la razón por la que el actual descampado se había convertido en una pequeña masa forestal interbloque. En cualquier caso, sentimos que, como cantaba Serrat, al Koala le jodieran al jugar con la pelota, pero le diría, sin que sirva de consuelo, que no va a encontrar un descampado mejor en el que seguir soñando en Madrid.

LOS JARDINEROS VECINALES DEL POBLADO DIRIGIDO DE FUENCARRAL C

Lo que no se conoce pasa desapercibido, no existe en nuestra memoria visual. El objetivo de Sendas Ocultas es desvelar los conocimientos y experiencias ciudadanas ilusionantes y enriquecedoras que en muchas ocasiones pasan desapercibidas en nuestros barrios.

Una de estas experiencias que hemos descubierto con más profundidad en el Poblado Dirigido de Fuencarral C es la jardinería vecinal.

La jardinería vecinal en el espacio público nace de la ambición de crear comunidad y dar un uso más amplio a los alcorques y espacios yermos de la ciudad, que pasan a ser una oportunidad para que la vecindad tenga un impacto positivo en el paisaje urbano. Contribuye a mejorar el cuidado de los espacios públicos a través del empoderamiento ciudadano. Cuando alguien se siente responsable de su entorno, lo tiende a cuidar con mayor entusiasmo y cariño. Refuerza las redes vecinales, aumenta la biodiversidad y diversifica los espacios verdes colectivos, introduciendo creatividad en la uniformidad del ajardinamiento institucional.

En las dos rutas efectuadas hasta la fecha por el barrio en busca de nuevos modelos de jardines urbanos, guiados por Iván López ( jardinero vecinal) hemos conocido una gran biodiversidad de fauna humana que han creado oasis verdes en espacios abandonados o “ no lugares “ , a veces en soledad , en otras ocasiones con ayuda de aliados, en todos los casos con el objetivo de hacer de sus calles un lugar más amable por el que transitar.

Os presentamos a algunos de estos nuevos pobladores del espacio público:

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CRÓNICA SEGUNDA RUTA SENDAS(O)CULTAS: ENTRE HUERTOS ANDA LA BIODIVERSIDAD

El sábado 7 de marzo exploramos la segunda ruta de #sendas(o)cultas. El objetivo de este paseo era encontrar un corredor «eco-social» que conectase 4 de los huertos urbanos del distrito de Fuencarral (El huerto de la AAVV del barrio de Begoña, el huerto sin nombre, el huerto de Tres Olivos y Huerkarral) a través de un itinerario verde.

Enfocamos el paseo como un ejercicio de observación e inventario de las especies hortícolas, arbóreas, arbustivas y adventicias que nos fuésemos encontrando por el camino.

Emprendimos esta senda desde el metro de Begoña con un itinerario más o menos marcado, pero la curiosidad de los paseantes junto a la cantidad de estímulos verdes que nos íbamos encontrando en la ruta, nos hizo desviarnos ligeramente del camino marcado, lo que nos permitió descubrir un archipiélago de zonas verdes desconocidas.

Antes de iniciar la ruta ya nos desviamos. Tres agronautas aterrizaron antes de tiempo en el barrio de Begoña y pusieron rumbo a los espacios interbloques de los alrededores de la calle Isidro Fernández, donde se encontraron con estos jardines vecinales.

Saliendo a la calle San Modesto, el grupo de Argonautas se topço con una imagen versallesca. Estaba claro que por este barrio no le iban a dar muchas oportunidades a la flora espontánea en sus jardines. Habían optado por una intervención más académica en sus espacios verdes.

Ya en el huerto de Begoña nos juntamos todos los argonautas, algunos aborígenes del distrito como Edel y Juan, y el resto de la tripulación con pocas horas de vuelo en el barrio.

Aquí hablamos con varios habitantes de los espacios interbloques y descubrimos que el diseñó de los jardines que brotaban de las fachadas de los edificios eran obra de cada comunidad de vecinos. El cuidado y mantenimiento corría a cargo de dos jardineros contratados.

Desde los bancales de Begoña pusimos rumbo al huerto sin nombre, situado en la esquina de Llano Castellano con Herrera Oria, pero tomamdo un camino distinto al programado. Edel, vecina del barrio, nos comentó que había surgido un nuevo huerto hace un año en las proximidades de la vía del tren, a la salida del puente que conecta la calle Antonio Robles con Francisco Sancho. Así que dejamos a Edel como Sherpa, que nos introdujo por los jardines de la calle Virgen de Aránzazu antes de llegar al huerto oculto.

Atravesamos el túnel de la Renfe y aparecimos en el huerto situado en la esquina de la calle Manuel Tovar con Antonio Robles. Allí, tras la verja que delimitaba el huerto, nos encontramos con Mariano.

Tras intercambiar unas palabras desde el otro lado de la valla del solar nos invitó a pasar. Nos contó que ese trozo de descampado se lo había cedido de palabra la Junta del Distrito ante la petición de algunos vecinos de transformarlo en un pequeño huerto urbano.

Mariano también participa con otros vecinos en el Huerto sin nombre, Era lógico que al preguntarle si ya tenía nombre nos dijese que no. Le preguntamos si el huerto era comunitario. Nos contestó que era un huerto privado en el que participaban 10 personas. Nos chocó esta definición y la situación «administrativa» Un huerto privado sobre un solar público cedido de palabra por la Junta.

Hemos de decir que Mariano y los pobladores de este huerto ( el día de la visita solo estaba Mariano) no se oponen a que entren nuevas personas, pero nos preguntaba Mariano: » Y quién va a querer pasar a coger la azada y cavar en este terreno donde no hay ni una sombra».

Sea privado, público o mixto, es un placer como la iniciativa vecinal recupera espacios degradados para sanar la ciudad, ayudándola a respirar en un ejercicio de acupuntura urbana.

Saliendo del huerto de Mariano, nos dirigimos al huerto sin nombre atravesando el polígono industrial por la calle Labastida. En el parterre arbolado de la calle divisamos ajetes silvestres y un manto de flora amarilla que nos conducía al nuevo punto de destino.

En el huerto sin nombre nos encontramos con Paqui, José y Satur en pleno almuerzo. Nos contaron que la titularidad del solar es de un banco. Empezaron ocupando y más tarde un grupo de vecinos se reunieron con la entidad bancaria para que les dejasen cultivar el solar mientras permanecía sin uso. Inopinadamente les dieron permiso, y hasta ahora.

Paqui, de origen asturiano y con cultura rural, ejerce de catalizadora, dinamizadora y animadora del huerto. El huerto es una maravilla, tiene un toque caótico que lo hace muy atractivo. Cada hortelano cultiva su parcela según sus gustos alimenticios y su sentido de la estética, lo que le dota de una gran hortodiversidad.

Desde el Huerto sin nombre cambiamos de escenario. Perdimos de vista los jardines vecinales y comestibles para adentrarnos en la potencialidad de los descampados,en concreto los de la futura operación Chamartín. Una pena que la administración los haya imaginado como asentamiento de torres gigantescas, nosotros los recorrimos soñando como un gran corredor verde por el que respirase el distrito.

Hemos de reconocer que en Ciudad Huerto somos unos amantes de los descampados. Son el refugio de la vegetación más outsider de la ciudad, la flora espontánea que la jardinería más tradicional intenta eliminarla de sus espacios, pero que en estos lugares crecen con todo su esplendor, mostrándonos toda la biodiversidad que podría potenciarse si aplicásemos otros modelos de mantenimiento a las zonas verdes de nuestras calles y barrios.

Los decampados también permiten otros usos impensables en los parques o zonas de juego más tradicionales. Un ejemplo, ya citado en otras entradas del blog, es la zona de bmx que unos adolescentes del barrio, con ayuda de una sola pala, comenzaron a construir a principios de febrero. En un guiño al esfuerzo de estos chavales, nos hicimos una foto desde el boxer del circuito

Tomando nota de la vegetación espontánea que flanqueaba nuestro camino y tras sorprendernos por la visión de un vivero abandonado a la vereda de la calle Cristo de la Vera Cruz, llegamos al huerto de Tres Olvos

Rubén nos contó el modelo de autogestión del huerto, que contaba con 16 bancales, cada uno de ellos asignados a 2 personas. También disponen de bancales y zonas comunes que mantienen entre todos.

El huerto está conectado con los colegios del barrio, que acuden de vez en cuando a realizar algún taller, y con el área de medio ambiente del ayuntamiento pmooviendo distintas actividades a lo largo del año.

La ruta se nos alargó en el tiempo más de lo previsto, por lo que ante la llamada de los jugos gástricas de los paseantes decidimos parar a avituallarnos en un bar del barrio. No conseguimos llegar a Huerkarral, por lo que tendremos que conectarnos con él en nuestra próxima vista al barrio.

¿Y el inventario de flora del corredor ecosocial?

Estamos en ello, volcaremos la información en mapas y la compartiremos.

CRÓNICA PRIMERA RUTA SENDAS(o)CULTAS

El pasado 22 de Febrero comenzamos las rutas a pie por el distrito de Fuencarral con el objetivo de ir conociiendo a los colectivos y entidades vecinales del barrio e ir inventariando las buenas prácticas ambientales, sociales, culturales y educativas que nos encontremos en nuestras derivas.

El primer paseo lo hicimos con Amparo Olabarría, vecina y mediadora en el proyecto #FuencarralExperimenta promovido por Medialab-prado hace ya casi tres años en el centro social autogestionado de Playa Gata. Nos acompañaron Rosi, vecina del barrio que impulsó una proyecto para recuperar la copla en el barrio, Mariano de Carpinteros sin fronteras y el equipo de Ciudad Huerto.

Durante la ruta visitamos playa Gata, los proyectos de Fuencarral Experimenta que quedaron en el centro social y proximidades, e hicimos un recorrido por lugares del Pueblo de Fuencarral.

En playa Gata conocimos los siguientes proyectos:

Huertos inclusivos: Bancales en altura adaptados para personas con dificultad de movilidad. Como nota afectiva, el proyecto sirvió para que una persona del barrio que llevaba sin salir de su casa durante bastante tiempo año por bajo ánimo, volviese a recuperar las ganas de relacionarse. Ahora es la persona que lo mantiene.Vídeo explicativo

Libros libres, libres activos: Una librería  de acceso libre e intercambio de libros sobre las rejas de la entrada al centro playa Gata. Hubo otro prototipo en una antigua cabina de teléfono que se retiró, y vimos otro prototipo en el huerto de Begoña. Es un proyecto impulsado por Jesús Vidal, vecino activo del barrio y agrourbanita del huerto comunitario de Huerkarral. Vídeo explicativo

Accesibilidad marquesina: Consistía en pintar sobre el arcén donde paran los autobuses un cuadrado amarillo que indicase exactamente donde debía pararse para permitir el acceso de personas con silla de rueda. Ya no existe por temas de normativa, ordenanza, …Vídeo marquesina

Como material de apoyo, Amparo nos dio un librito resultado de otro proyecto, “Latidos de playa Gata” que trabajaba sobre el concepto de periferia y los recuerdos de los vecinos. Como resultado también se maperaon los lugares que más gustaban y disgustaban a los participantes del taller.

Dentro de Playa Gata también vimos dos jardines que nos llaman la atención; un jardín zen y otro de adventicias cercado por una valla en una pradera de césped.

A la salida de Playa Gata se fueron revelando otros hallazgos:

Huerto sin nombre: Lo vemos más exhuberante que la última vez que lo visitamos con Ciudad Huerto en 2017. Volveremos a visitarlo y hablar con sus hortelanos en la ruta por huertos urbanos del 7 de marzo.l

Centro de Salud: Está formado por unas especies de barracones. Dentro del recinto hay 2 jardines interesantes. El del centro y el de una parroquia que está al lado del centro salud. Los vecinos reivindican un nuevo centro de salud con más recursos y se quejan del estado de abandono.

Iniciativas Jardinería vecinal: Vemos varios alcorques ajardinados muy cuidados por vecin@s en la calle Herrera Oria y durante todo ell recorrido.

Plaza tubilla: Cerca del huerto sin nombre. Vemos la intervención con instalación de juegos infantiles y un mural de un artista Taquen.

Descampados tras plaza tubilla: Nos sorprende la vegetación hermosa y caótica de un descampado con una palmera y almendro en un recinto vallado.

Antiguo cuartel Guardia Civil: Nos encontramos en las proximidades de los descampados de la Operación Chamartín con un edificio de ladrillo tapiado, en desuso, que fue cuartel de la Guardia Civil. Estéticamente nos parece muy potente. ¿Podría recuperar un uso cultural para el barrio?.

El edificio que corta la antigua carretera N-1 (donde la Avda Llano Castellano se convierte en C/ Nuestra Señora de Valverde): Pasamos por un punto caótico urbanístico. Un borde de un edificio corta la acera y se mete en la calzada. El peatón se convierte en vehículo para poder continuar el paso por la acera. Lo bordeamos porque queremos seguir descubriendo.

Descampado Futura? Operación Chamartín-zona ermita: Nos asomamos a esta zona de descampado. Está mucho más colorida que la última visita. Los frutales y almendros han florecido, también ha brotado mucha vegetación espontánea. Vemos a los chavales que conocimos hace un mes en estos descampados. Han ampliado su circuito de bmx. Qué grandes.

Casa privada con patio: Es una construcción situada en la vieja carretera N-1 que atraviesa el pueblo de Fuencarral. Nos cuenta Amparo que una reivindicación de los vecinos es visitarla. Sólo se abre para eventos privados y rodajes de películas. ¿Podríamos pedir permiso para visitarla? Es una pregunta que nos hacemos.

Aún nos queda mucho por descubrir antes de plantear una senda oculta con intervenciones artísticas y vecinales que nos ayuden a visibilizar las potencialidades de algunos de los barrios del distrito y poner nuestro granito de arena para impulsar pequeños o grandes cambios de mejora.