Diciembre es un mes complicado para inventariar flora silvestre. La mayoría de especies están ya de letargo invernal, adoptando estructuras raquíticas, desnutridas, desnudas de hojas y flores, anónimas para la mayoría de personas que caminan por la ciudad más hormigonada; otras han esparcido sus semillas que yacen enterradas en el frío suelo de los descampados esperando las épocas de lluvia y sol para despertar; las menos aún muestran sus flores y porte rebelde, pudiendo ser identificadas por naturalistas o por una comunidad incipiente de aprendizaje que no duda en quedar una mañana de diciembre en un parque de Vilaverde para ir familiarizándose con la flora silvestre de su entorno y recoger las semillas que aún ofrecen los esqueletos vegetales. Sí, los del parque Plata y Castañar a las 10:30 de la mañana de un 3 de diciembre eramos nosotros.
Para practicar botánica forense se necesitan unos conocedores de flora en sus formas menos exhibicionistas ( primera operación resuelta, contábamos con Antonio, monitor de jardinería de Afandice y con Irene, David, Jorge, Lina, Laura y Raúl, nuestra comunidad incipiente de aprendizaje ), y un forense que nos guíe por los aparentes cementerios de silvestres. También lo teníamos: Carlos, participante del huerto Ladis de Villaverde, situado junto al parque Plata y Castañar, y alumno del centro ocupacional de jardinería de Afandice. Nuestro Doctor House barrial, sin bastón, pero con la misma retranca.
Carlos nos condujo por el parque de Plata y Castañar en busca de las zonas verdes más desordenadas, aquellas que albergaban las especies para nuestro futuro jardín ZASS. Parte de la misión era identificar potenciales plantas que pudiesen ser las tapizantes de nuestra parcela experimental. Esa capa vegetal mullida que protegiese el suelo de la erosión y que acogiese las especies de mayor porte o con una floración más estética a lo largo del año.
Nuestro doctor House nos dijo que nos dejásemos de florituras y de discursos poéticos. Los forenses no ven el alma de los vegetales, reconocen los cuerpos y buscan las causas del marchitamiento. Así que nos llevó por varios descampados que cortaban el parque como un bisturí.
Uno de ellos resultó ser una franja con acopio de echadizo en las proximidades del antiguo cauce del arroyo Butarque ( otro cadáver urbanístico); el otro espacio, nuestro descampado central sobre el que realizamos la mayoría de identificaciones y recolecta de semillas, era un baldío de borde, en el que próximamente se levantarán bloques de hormigón. Los suelen llamar viviendas. Ya en los descampados desplegamos las estrategias de botánica forense: Compartir saberes y una guía de flora silvestre, en nuestro caso, la del naturalista Javier Grijalbo, gurú de la flora silvestre madrileña, con el que seguramente contaremos en las siguientes exploraciones.
Conocimos a Dani hace casi un mes, durante nuestra primera visita al centro ocupacional de jardinería de Afandice. Llevaba la sonrisa puesta y una camiseta de Italia. Se señaló el escudo de la escuadra azurra con jerarquía. Le gastamos una broma sobre las malas artes futboleras de los italianos y sin borrar su sonrisa nos enseñó un calendario de la semana con dibujos señalando el recuadro del viernes: una carretilla con azada. Ese día tocaba jardinería.
“¿Cómo es posible que Italia haya ganado 4 copas del mundo de fútbol con ese juego tan cicatero?” Fue el pensamiento que rondó a Alberto ( el miembro de ZASS más futbolero) el primer día que semilló junto a Dani y los demás Afandiceros amapolas y dientes de León en una parcela del centro.
El segundó día que quedamos con Afandice en un descampado para recolectar semillas de flora silvestre, Alberto entendió el tetracampeonato de Italia: Dani apareció con tijeras, botes de cristal y una actitud de explorador botánico. Los viernes tocaba jardinería y en el campo de experimentación, como en el terreno de juego, él lo da todo.
Y así empezamos el Viernes 5 de noviembre (toca jardinería) nuestra primera salida al exterior para ir creando nuestro banco comunitario de semillas silvestres.
Antonio, monitor de Afandice, junto con Lily nuestros grandes aliados en este proyecto y conocedores de la flora silvestre del entorno, nos guio por las islas de descampados que salpicaban el polígono industrial. Nos descubrió dónde se escondían las semillas de la vegetación otoñal ya marchita, nos ayudó a imaginarnos su forma y color en su época de máximo esplendor, también a visualizar la textura que aportaría en su estado más apagado y menos florido a un jardín con pocas necesidades de agua.
Con esa nueva mirada adentrarnos por las matas de Centaurea melitensi (abrepuños) y de Mantisalca salmantica (escobillas) mecidas por el viento para desposeerlas de sus semillas nos resultó más atractivo y divertido de lo que hubiésemos imaginado.
Dani también disfrutaba con la exploración, pero él lleva en el ADN el espíritu azurro. No olvidaba que habíamos quedado a recolectar semillas y el viernes toca jardinería. Así que sacó sus tijeras, sus botes de cristal rotulados y los llenó con las semillas que nos ofreció el descampado de juego:
Faemino contaba a Cansado, ambos formaron una de las parejas más surrealistas de la escena cómica de los 80-90’s en España, que una vez fue a la consulta de un dentista y el doctor le encontró cien mil millones de pesetas en calderilla en una funda dental. Con ese dinero compró el Prado y puso a la venta los cuadros por 20 euros. No parecía, en principio, un negocio muy rentable.
Sabíamos por experiencia que los espacios interdentales pueden ser molestos cuando albergan cuerpos extraños, pero nunca hubiéramos pensado que esos recovecos insondables, a veces inaccesibles, fuesen un espacio de oportunidades.
El 24 de octubre de 2021 quedamos con Alejandro de la plataforma Madrid Borde Sur a dar una vuelta por el barrio de San Cristóbal de Villaverde. Nos iba a guiar por otros espacios inaccesibles, a veces por las barreras físicas, otras por la suciedad, varias por el miedo a transitar: Los espacios interbloques.
Borde Sur lleva 2 años impulsando el proyecto “ Más que espacios”, una iniciativa que con la ayuda de la Universidad Rey Juan Carlos, busca activar los espacios interbloques del barrio a través de actuaciones urbanas participativas.
Visitamos 6 no lugares que se encontraban en un limbo legal. La titularidad de los solares estaba en el aire, no se sabía si eran propiedad del Ayuntamiento o de la comunidad de vecinos de los edificios próximos. Entre tanto, el solar sin barrer.
Parte del trabajo de Borde Sur ha consistido en recoger las demandas y sueños vecinales sobre esos espacios. En dos de ellos, la vecindad anhela espacios ajardinados.
Mientras caminábamos hacia uno de los espacios interbloques desnudos, nos preguntábamos que pasaría si al girar nos encontrásemos con un ZASS: Una pradera de flora silvestres de tonos rojizos, amarillos y violáceos .
Sería una acción sencilla. ¿ Más osada que comprarse el Prado? Quizás, pero más económica y mucho más divertida e iconoclasta
Une los trozos de maderas y dibuja sobre el estampado de la pradera silvestre un futuro jardín para observar y aprender. Uno de los dibujos será un círculo. Lo desnudaremos quitándole su terciopelo verde. Soñará solo. Nos limitaremos a ver qué especies vegetales lo colonizan. Iremos poniendo nombre a sus nuevos habitantes para no volver a olvidarlas.
En este rodal soñador.preparado para la observación, se toma como referencia la experiencia francesa “ Un carré pour la biodiversité” impulsada por la red CPIE ( Centro permanente de inciativas medioambientales ) que invita a la ciudadanía francesa a comprometerse con un metro cuadrado de suelo para observar la vegetación y fauna que lo coloniza, comprometiéndose a no regar, no fertilizar y no segar.
También se inspira en la propuesta “the same gardens” elaborada por la paisajista Teresa Gali-Izard y que propone la repetición de una misma acción en diferentes partes del mundo consistente en la ejecución de un hoyo de 1,5 m de radio y una profundidad de 10-15 cm. Dentro del que se realiza otro pequeño hoyo y toda la tierra extraída se coloca formando un montículo a 5 m de distancia. Tras la acción se observa lo que ocurre de manera espontánea y se registran los cambios que fueron compartidos en una web.
En el recinto curvilíneo más extenso borraremos parte de su memoria actual. En esos vacíos semillaremos amapolas y dientes de león con la esperanza de que las lluvias venideras las hagan brotar, irrumpiendo con sorpresas sobre la pradera silvestre. Quizás oigamos la “u” de asombro de las malvas, cerrajas o llantenes que cohabitan ahora en ese espacio con forma de vocal débil.
El otro jardín también será redondo, pero será una “o” más voluminosa. Le despojaremos de su atuendo verde, pero lo envolveremos con tierra para que las semillas que diseminemos por él se desarrollen desde más altura sobre el terreno, ejerciendo de vigilantes del jardín.
Así vivimos la primera tarea de activación de una parcela de jardinería experimental que los monitores y jardiner@s de Afandice nos propusieron. Fue un ejercicio divertido para empezar a aprender a reconocer la flora silvestre del entorno y delimitar unos espacios donde ir introduciendo plantas silvestres que puedan dar color y textura al jardín a lo largo del año.
Para el rodal de la “o” voluminosa y el más curvilíneo en forma de “u” sólo había una condición. El jardín resultante de la experimentación debía de ser estético en su composición. Una composición sobre la que iremos interviniendo a lo largo del año, mínimamente, pero con mirada quirúrgica: ¿ Qué iremos quitando? ¿ qué especie arbustiva autócttona podremos incorporar a los rodales para añadir textura y color? ¿ Cuándo volveremos a semillar?
Son preguntas y ejercicios que iremos construyendo y resolviendo entre el equipo de jardineros silvestres de Afandice (Los Antonio, Lily, Carlos, Ángeles, Dani, Luis), los miembros de ZASS y aquellas personas que se unan en nuestros próximos ejercicios para provocar un cambio en la estética de los jardines públicos.
Nos hace mucha ilusión anunciaros que nuestro proyecto ZASS ( zonas amarillas sensibles sostenibles) ha sido elegido en la II Convocatoria de Medioambientede DesarrolloSostenible de Fundación Montemadrid y CaixaBank.
ZASS se articula como un proceso de aprendizaje colectivo donde experimentar con la jardinería, empezar a generar un cambio en la estética de nuestras zonas verdes urbanas,, diseñando nuevos jardines con menos necesidades de riego y más implicación ciudadana en su creación y cuidados. Un espacio donde generar intercambios entre los actores participantes (ciencia, arte, pedagogía…) y desde donde cuestionar los modelos y prácticas actuales para fomentar una sociedad crítica y su capacidad de acción política, desde el disfrute y lo lúdico.
Y uno de nuestros primeros pasos ha sido tejer una alianza con el centro ocupacional de jardinería de Afandice , en Vilaverde. ZASS también pretende cambiar los modelos de aprendizaje, así que decidimos empezar a trabajar de voluntarios con los monitores y alumnos del centro que desde hace un par de años están ensayando nuevos modelos de jardinería con flora silvestre y autóctona. Queremos aprender con ellos y de ellos.
Uno de los retos que planteamos en ZASS es la generación de un banco de semillas silvestres que pueda compartirse entre los jardineros vecinales de Villaverde y del resto de la ciudad. Para ello necesitaremos conocer la flora silvestre del entorno, la época de recolección de semillas, si hay que germinarlas previamente o se pueden esparcer sobre el terreno directamente; el porte que adquieren a lo largo del año, cuándo florecen y cuando marchitan, qué especies combina bien para crear contrastes de textura o color…
Este Viernes 22 de octubre hemos quedado con los jardineros silvestres de Afandice para conocernos e ir programando las etapas de esta comunidad de aprendizaje abierta a todas las personas interesadas en los nuevos modelos de jardinería experimental.En las próximas visitas a Afandice para ir creando este banco de semillas podréis sumaros.
Estas son las actividades que iremos programando en abierto a lo largo de este año y hasta octubre de 2022. Estad atentas a nuestras redes
–Paseos de exploración de ecosistemas por Villaverde:
En esta actividad se realizarán una serie de recorridos por el distrito de la mano de la comunidad de aprendizaje conformada que como agentes locales son los expertos en el territorio sobre el que se va a trabajar. En estas exploraciones urbanas se podrán identificar y reflexionar sobre las particularidades del entorno y su paisaje y se identificaran problemas socioambientales concretos sobre los trabajar en el laboratorio de ecología urbana. Esta acción busca identificar redes de relaciones más o menos invisibles existentes entre los diferentes elementos y dinámicas de la ciudad, para entenderlas y visibilizarlas como fórmula para el reconocimiento de su valor.
-Paseos comisariados:
Se trata de momentos de encuentro y debate en los que diferentes miradas (técnicas, vecinales y artísticas) se hibridan ante un problema común. Las temáticas a tratar en estos paseos pueden estar relacionadas con las problemáticas socio ambientales previamente identificadas en la exploración de los ecosistemas locales y vinculadas al espacio público, zonas ajardinadas e infraestructura verde. También pueden abordar y adelantar las cuestiones a abordar en los talleres de ciencia ciudadana.
Con el apoyo de Composta En Red y La Casa Encendida, hemos programado este viaje iniciático por la ruta del compostaje descentralizado que nos abrirá los ojos a un nuevo horizonte de tratamiento de residuos más respetuoso con nuestros entornos.
En el verano de 2020, dos de nuestros compañeros, Mr Compost y Dj Lombarda, recorrieron 7000 km en busca de experiencias exitosas de compostaje doméstico y descentralizado.
Entrevistaron y fiilmaron a técnicos municipales y miembros de colectivos ecologistas y ciudadanos en 5 comunidades autónomas en las que se ha apostado por estos modelos alternativos al tratamiento de la materia orgánica en macro vertederos.
Ajustaos los cinturones de bioseguridad y acompañarnos en este apasionante viaje.
Para asistir a estas jornadas on line que se celebrarán el 10 y 12 de mayo es necesario inscribirse a través de este link a la web de La Casa Encendida
Del 13 al 26 de abril hemos programado este ciclo sobre flora espontánea urbana que intenta cambiar la visión sobre esta vegetación resiliente, bella, a veces caótica, que aporta belleza y biodiversidad a nuestros barrios en primavera.
La primavera de 2020 fue la primera estación en la que muchos seres vivos experimentaron su primera pandemia. Algunos seres humanos se tuvieron que confinar en sus casas y desparecer de las calles de sus ciudades. Otras especies, en cambio, se mostraron en su máximo esplendor y tomaron las calles, colonizando espacios hasta entonces vetados para ellas. Aprovecharon la ausencia humana para brotar entre las grietas del asfalto, trepar por las fisuras de un muro, colarse en el motor de un coche o tapizar los alcorques del viario urbano. Se trata de la flora espontánea, mal llamada mala hierba por la mayoría de la población.
Cuando los humanos empezaron a desescalar del confinamiento primaveral, se encontraron con un paisaje vegetal salvaje, desatado, que añadió color y también un poco de esperanza a un escenario que se antojaba azul oscuro casi negro.
La segunda edición de las jornadas Salvajes, silvestres y espontáneas pone el foco en la flora silvestre urbana que prolifera en primavera. El objetivo es contagiar la belleza y curiosidad que nos despierta este tipo de flora a través de actividades artísticas, imaginativas y hedonistas: La pintura, la ilustración y el arte de caminar serán las nuevas sendas por las que descubrir esta apasionante vegetación.
Desde nuestra última visita del 31 de octubre por la jardinería vecinal del Poblado Dirigido de Fuencarral C no paro de soñar con el Koala. No con el músico de agropop que durante un verano nos machacó con su obsesión de montar un corral, si no con el marsupial australiano devorador de eucaliptos.
Creo que hay un koala errante por el barrio del Dirigido vestido con la equipación de fútbol del Athletic de Bilbao, en particular con la de su mítico guardameta Iribar, alias el Chopo.
Me lo imagino cabizbajo, con andares melancólicos, el balón bajo la patita en busca de los locos bajitos de la calle Mataró, Sabadell o Manresa. Añorando los partidos que se organizaban en los descampados interbloques en los años 70. Soñando con una estirada salvadora de último segundo a un chut envenenado, que tras rozar con la punta de sus pezuñas chocase en el tronco talismán de un eucalipto y saliese repelido hacia una banda del descampado de juego, dando la victoria a su equipo que se abalancearía sobre él para erigirle en héroe del partido.
Sueño humano, sueño de Koala. En realidad el eucalipto terminó con el sueño del Koala de convertirse en guardameta titular del Poblado.
El 31 de octubre, rumbo a los jardines vecinales de la antigua carretera de la playa, nos desviamos por un descampado ( no revelaremos su ubicación para no molestar al Koala) donde nos encontramos con un bosquete en el que destacaba la figura imponente de un eucalipto de más de 30 metros.
Iván López, nuestro guía vecinal, nos contó que le contaron que ese eucalipto había sido plantado, junto los árboles de mayor porte del descampado, por un vecino molesto con el ruido de los niños que se reunían cada tarde a jugar al balón.
Iván no nos podía confirmar que ésta fuera la razón por la que el actual descampado se había convertido en una pequeña masa forestal interbloque. En cualquier caso, sentimos que, como cantaba Serrat, al Koala le jodieran al jugar con la pelota, pero le diría, sin que sirva de consuelo, que no va a encontrar un descampado mejor en el que seguir soñando en Madrid.
Del 1 al 15 de junio programamos para La Casa Encendida de Madrid unas jornadas on line sobre la flora espontánea urbana que en las primeras semanas del estado de alerta proliferó de manera salvaje sobre las calles y aceras de nuestros barrios.
El ciclo se acercó a esta poética y beneficiosa vegetación desde miradas transversales a la botánica: El arte, la ecología, el activismo ciudadano y la imaginación.
Cinco ponentes, autodenominados “Los vegetanautas” nos guiaron por el apasionante territorio de la flora silvestre urbana.
El último día del ciclo pedimos a los talleristas que nos enviasen las fotos de la flora silvestre urbana observadas en su barrio durante la desescalada e hiciesen el ejercicio de inventarse un nombre y propiedades para cada planta observada.
El siguiente archivo adjunto muestra el resultado de este ejercicio de rastreo e imaginación:
La edición y maquetación de este herbario inventado ha sido realizado por Malú Cayetano, vegetanauta y defensora de la mirada artística como poderoso canal por el que transitar hacia una conciencia ecológica.
Durante cinco días, dos intrépidos ciudad-huerteros han hecho 2.000 kilómetros en busca de los proyectos más innovadores en materia de compostaje doméstico y comunitario. Madrid, Navarra, País Vasco, Galicia y Valladolid han sido los destinos compostadores. Cinco días sin casi dormir ni comer, pero llenos de conocimientos, vivencias y sabidurías locales.
El Boalo-Cerceda-Mataelpino es una anomalía en el panorama de la gestión madrileña de los residuos. Su Alcalde, Javier, apostó por el compostaje comunitario como forma de gestionar parte de los residuos orgánicos del municipio. Y ha conseguido poner a su pueblo en el mapa, entrelazando proyectos ambientales.
Si alguien no se cree que en la Comunidad de Madrid hay municipios en los que se hace compostaje descentralizado, que venga a El Boalo y pregunte.
Llegas a Pamplona un 13 julio y hay tres cosas que te sorprenden sobremanera. El fresquito que hace, la cancelación de los sanfermines y, ante todo, sus puntos de compostaje comunitario. En plena calle, muy coquetos, con todo detalle para hacer la vida más fácil a quienes los utilizan para desechar su materia orgánica del día a día.
Sales de Pamplona y ya todo es verdor y ruralidad. Si en la capital, hacen compost, en el valle de Atez, a unos 20 km al norte, le van a la zaga. Compostaje doméstico para quien quiera hacer compost en su casa; compostaje comunitario para el resto. En la localidad de Egillor, Beatriz hace compost del bueno junto a sus seis burritos y su gran mastín.
Si alguien tenía dudas de si en una capital mediana y en su entorno se puede hacer compostaje doméstico y comunitario, que venga para acá y pregunte por la Mancomunidad de Pamplona.
En las proximidades de Vitoria/Gasteiz hay un concejo llamado Elburgo/Burgelu que desde 2005 se metió en el lío de compostar los residuos orgánicos del municipio. Y ya llevan 15 años. Nati apostó por ello como Alcaldesa comprometida con el bienestar de su pueblo. Hodei se encarga de dinamizar el proyecto. Los frentes son varios: compostaje doméstico, comunitario, avicompostero y recogida y triturado de la fracción orgánica de jardinería pública y privada.
Si alguien tenía dudas de si en una pequeña población cercana a una capital se puede hacer compostaje doméstico y comunitario, que venga para acá y pregunte en el Ayuntamiento de Elburgo.
En el resto de Navarra, además de Pamplona y su área de influencia, la que tienen montada con el compostaje descentralizado es de órdago a la grande. Oskar lleva cuatro lustros desarrollando proyectos de concienciación e implantación de compostaje, aquí y allí, en centros escolares, en municipios, en mancomunidades y allá donde sea. De ganas e ilusión va sobrado.
Para muestra de lo que están haciendo nos mandan para Bera de Bidasoa. Allí nos encontramos con Txomin y sus casetas en las que hacen compostaje comunitario en la comarca. La han liado buena. En zonas apartadas la materia orgánica solo se gestiona con compostaje comunitario y en zonas más pobladas es un importante complemento al resto de la gestión.
Si alguien tenía dudas de si en una comunidad autónoma se puede promover, fomentar y asentar el compostaje doméstico y comunitario, que venga para Navarra y vea.
Si hay un municipio conocido por su gestión de residuos ese es Hernani. Desde hace años mostraron la valentía, el compromiso y la determinación que pocos municipios tienen para hacer una gestión integral y eficiente de sus residuos. A pesar de los palos puestos en la rueda, siguen siendo un referente en el sistema de recogida Puerta a Puerta y, como no, en el compostaje comunitario. Olatz y Jone saben que, a pesar de a quién le pese, este modelo de gestión funciona y en ello trabajan.
Si alguien tenía dudas de si en una ciudad pequeña puede funcionar el compostaje comunitario y el sistema de recogida puerta a puerta, que venga para Hernani y lo compruebe con sus ojos.
La provincia de Pontevedra no solo es famosa por su marisco y sus rías. También lo es por apuesta decidida por el compostaje descentralizado. Centenares de compostadoras comunitarias están dispuestas por toda su capital y en todos sus concellos. Carlos conoce a la perfección los intríngulis del proceso de compostaje y los beneficios del compostaje descentralizado. Muchos no creyeron en ello, pero los resultados y los números cantan por sí solos.
Si alguien tenía dudas de si en toda una provincia, con su capital, puede funcionar el compostaje comunitario, que venga para Pontevedra y pregunte en la Diputación que allí les van a informar bien.
Adega, Amigos de la Tierra, GEA y Vermican vienen gestionando proyectos de compostaje descentralizado desde hace años. Cada uno aplicando la manera que creen más conveniente pero los cuatro confluyendo en los principios de que no hay mejor residuo que el que no se produce; que los residuos orgánicos son un recurso; y que el compost es el oro negro que necesitan nuestros suelos.
Si alguien tenía dudas de si el compostaje descentralizado es un sistema válido para el tratamiento de los residuos municipales, que pregunte a María F, María D, Marieta y David, que tienen experiencia, datos y argumentos de todos los colores, pero sobre todo, determinación e ilusión.
Y después de 2000 kilómetros, una huella ecológica poco honrosa, horas de conversaciones sobre compostaje comunitario y cientos de minutos de grabaciones, se terminó esta tournet para conocer las novedades y las realidades del compostaje descentralizado. Ya sale el sol para el compostaje, ya era hora.
-¿Y no fuisteis a la playa?
-Sí, pero para seguir investigando en el i+d del compostaje marino. Nos lo cuenta el director de «Compost on the road», Raúl Urquiaga.